“Expediciones: remontar el tiempo en des-orden.”

Cuando lo humano se desprende de la realidad de un tiempo dado como lineal, nacen fisuras lagrimales, y los mundos perforados y llenos de agujeros comienzan a percibirse y abarcar. A estos universos nos embarcamos viajando las obras de Hugo Aveta, y sólo las palabras de Lévi-Strauss en "Tristes trópicos", nunca mejor escritas, definen el sentimiento en su acto creativo.

“Al fin y al cabo -escribe- estoy esclavizado por una alternativa: o soy el viajero que se enfrenta al espectáculo prodigioso de lo que no sé nada, o de lo que puedo aprender casi nada o, lo que es peor, me inspiraría tal vez. sea burla o repugnancia; o soy un viajero moderno que corre tras los vestigios de una realidad desaparecida. Ninguna de las dos situaciones me satisface, porque yo, que me arrepiento frente a las sombras, ¿no soy impermeable al espectáculo real que se configura en este instante, para cuya observación mi formación humana aún carece de la madurez requerida? Dentro de cien años, en este mismo lugar, otro viajero tan desesperado como yo llorará la desesperación de lo que pude haber visto pero no lo he hecho. Víctima de una doble invalidez, todo lo que soy consciente de mí me enamora, y me reprocho continuamente no ser capaz de mirar lo suficiente ”(Lévi-Strauss 1955: 52).

Adriana Carrizo.