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WELTLITERATUR

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Weltliteratur

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No se sabe bien si esos huesos -humanos y al mismo tiempo extraños al patrón óseo de la especie- se yerguen, figurando el salto a la bipedestación que nos constituyó al fin a nosotros, bestias apenas más inteligentes que otras, como humanos. O por el contrario, se funden con el suelo, vuelven al polvo, señalan el retroceso de lo humano, al reverso de barbarie que -como decía Benjamin- encierra cada documento de la cultura.

Einstein alguna vez comentó, en una frase que se hizo célebre, que no sabía con qué armas habría de librarse una eventual Tercera Guerra Mundial, pero sí sabía con certeza qué se seusaría en la Cuarta: palos y piedras. De eso habla -como toda la obra de Aveta- esta escultura.

Weltliteratur es una palabra acuñada por Goethe y que aspiraba a ir más allá -en términos de poesía- de los límites de una mezquina geografía nacional, para encontrarse con lo extranjero. Es una ironía -que la instalación señala- que lo único que se haya irradiado fronteras afuera sea la catástrofe, la tragedia, la debàcle.

La debàcle, la novela de Zola y El proceso de Kafka, además de algunas otras obras de literatura rusa -todas con idéntica encuadernación- fueron los libros utilizados. El destino de esos libros -no lo supe sino en ese momento- no era la lectura sino la destrucción. En una inteligencia secreta, los había heredado sólo para que se convirtieran en los huesos que el artista esculpiría algún día. Huesos que entonces no están hechos de calcio sino de letras. No está mal que así sea pues somos una especie, para bien o para mal, hecha de letras.

 

Adriana Carrizo

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La memoria del mundo

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